He married Urraca of Portugal (1151-1188) 1165 JL . Todo esto hubo de hacerlo, además, teniendo a veces enfrente a una nobleza poderosa, unos vecinos peligrosos y, sobre todo, un enemigo difícil en los almohades norteafricanos, ocupantes entonces de buena parte del sur de la Península.La nobleza leonesa, como la castellana, había alcanzado cuotas de poder importantes durante la primera mitad del siglo XII. No se sabe demasiado de su carácter, salvo las descripciones estereotipadas de los cronistas oficiales; pero es indudable su capacidad de gobierno y su celo por mantener y acrecentar las fronteras de su monarquía. La muerte de su madre la Reina en 1149 no hizo sino reforzar este papel; pues el propio Alfonso VII, que aún contrajo segundas nupcias con la polaca doña Rica, hubo de plantearse de forma más concreta el reparto de los reinos entre los hijos de doña Berenguela. A pesar de los enfrentamientos y desacuerdos, la solidaridad entre los reinos cristianos continuaba funcionando; lo cual dice mucho de la personalidad abierta y generosa de Fernando II, quien ocupó el Trono de León cuatro años más.
El Monarca quiso atajar las revueltas destituyendo a su tenente; pero éste no dudó en rebelarse.Además, no deja de ser significativo que el rebelde se exiliara a Castilla, dispuesto a ponerse al servicio de Sancho III y hacer la guerra a su antiguo señor. Quizá por eso, y después de haber comprobado las debilidades y fortalezas de sus vecinos a nivel peninsular, el Monarca leonés decidió centrar su atención en aquello que podía resultar más decisivo para su propio reino: la expansión hacia el sur, a costa del islam.En esta carrera, tan importantes eran los propios avances como los que venían logrando o pudiesen lograr sus competidores, sobre todo Castilla y Portugal. Su educación fue confiada a un magnate gallego, el conde Fernando II de León y los miembros de la Casa de Lara se reunieron en Viendo la oportunidad que se le presentaba de añadir a sus dominios la principal ciudad de la región a expensas de sus enemigos cristianos y musulmanes, En el año 1175, el rey Fernando se vio obligado a repudiar a su primera esposa, la reina Entre 1177 y antes del 7 de octubre de 1178 contrajo matrimonio con su segunda esposa, En 1178 Fernando II de León invadió el reino de Castilla. Las tropas leonesas se apoderaron de Alcántara en 1166, pero esta conquista no hacía sino emular los avances mucho más decisivos de los portugueses, hasta el punto que éstos amenazaban gravemente el futuro de León.
The Chronicon complutense, probably written shortly after Ferdinand's death, extols him as the "exceedingly strong emperor" (imperator fortissimus) when mentioning the siege of Coimbra. Jump to navigation Jump to search Ferdinand II of León King of Leon and Galicia. Los nobles castellanos, Castros y Laras incluidos, le reconocieron entonces como regente; pero sin admitir que esto supusiera el fin de la independencia de Castilla frente a León. Así ocurrió, por ejemplo, con algunos procesos repobladores y reorganizadores que se iniciaron, bajo dirección real, en aquellas mismas fechas; en concreto la repoblación de lugares tan importantes como Ciudad Rodrigo o Ledesma que, además de garantizar el horizonte expansivo meridional del reino, pasaron a desempeñar la función de sede episcopal, en el primer caso, o de nuevos centros locales promotores, a su vez, de la colonización, cuando no defensores de la frontera leonesa frente a portugueses y musulmanes. De hecho, el propio Fernando II acudió en auxilio del Rey de Portugal cuando los almohades atacaron Santarém en 1171. Se trata de uno de los hijos y herederos del emperador Alfonso VII (1126-1157) y de su primera esposa la emperatriz doña Berenguela, que a su vez era hija del conde Ramón Berenguer III de Barcelona y doña Dulce de Provenza. Así, entre 1161 y 1162 tomó partido por los Castro y pasó con un importante ejército a tierras castellanas, logrando apoderarse de amplias regiones del sur del Duero y del Sistema Central, incluida la ciudad de Toledo; pero al año siguiente fracasó en su intento de hacerse cargo de la persona de su sobrino y heredero de Castilla, que quedó en poder de los Lara, con los que no tuvo más remedio que llegar a un acuerdo. Gallegos fueron también el primer capellán del futuro Fernando II, Rodrigo Menéndez, su maestro Pedro Gudesteis, que más tarde se convirtió en arzobispo de Compostela, y otros muchos colaboradores.Parece, por tanto, que, desde el principio, su destino estuvo claro, aunque la herencia de Alfonso VII y la división de la Monarquía castellano-leonesa que le llevó al Trono de León fue bastante posterior a la fecha de su nacimiento. Fernando II de León y los miembros de la Casa de Lara se reunieron en Soria y acordaron que, para defender la ciudad de Toledo de los sarracenos, entregarían a la Orden del Temple la plaza de Uclés, situada en la actual provincia de Cuenca, y que posteriormente se … Con respecto a este último, su sobrino Alfonso VIII, cuya regencia había querido controlar sin éxito, desde el momento en que alcanzó la mayoría de edad, no hubo duda de que iba a tomar una clara iniciativa militar y política propia a nivel peninsular. Fernando se reunió con él y con Alfonso II de Aragón en junio de 1177 en la ciudad de Tarazona; allí pudo comprobar la buena sintonía que existía entre ellos y su disposición a reanudar la lucha contra los almohades, si bien ésta se planteaba como la acción individual de cada reino para el logro de determinadas metas. Ambas podían representar además el papel de oposición en los reinos vecinos, donde la actitud hacia León se iba haciendo cada vez más desfavorable. En cambio, su falta de acuerdo con las decisiones del Monarca podía llegar hasta la rebelión abierta o al enfrentamiento con otros estamentos de la población.Fernando II sufrió muy pronto esa situación, como cuando al año siguiente de su coronación su propio mayordomo, Poncio de Cabrera, se vio privado de sus tenencias. En realidad, la alianza de Fernando II con los almohades, además de ser “contra natura”, tuvo bastante de coyuntural; pues aunque la multiplicación y división de los reinos cristianos obligara a delimitar líneas de expansión, ésta siempre habría de hacerse a costa de los africanos.